En vía de beatificación la niña rica ovetense que eligió la pobreza rural

María Isabel González del Valle fue una entregada seglar que llevó el apoyo espiritual y escolar a pueblos remotos de Málaga.

Cuenta la hermana Leticia Montero, directora de la asociación católica de las Misioneras de las Doctrinas Rurales, que cuando hace unos años el Papa Francisco beatificó al jesuita español Tiburcio Arnaiz fueron muchos los que descubrieron que su «mano derecha» en la evangelización de los pueblos rurales más remotos y abandonados de Málaga era una mujer «tan heroica» como él.

Esa mujer era asturiana, de familia muy bien acomodada, y se llamaba María Isabel González del Valle Sarandeses (Oviedo 1889-Jerez de la Frontera 1937).

Pero mientras el padre Arnaiz murió avalado por multitudes que reconocieron su apostolado y que hicieron de su funeral un acontecimiento en Málaga en 1926, María Isabel González del Valle lo hizo una década después, cuando contaba solo 47 años y «sin que hubiera ni un céntimo para enterrarla», cuentan sus sucesoras.

Escaso pago para una mujer procedente de la mejor sociedad asturiana, hija del abogado y músico Anselmo González del Valle, fundador y benefactor del Conservatorio de Oviedo y con calle en la ciudad, que decidió que ella no quería riqueza ninguna y sintió la llamada de Dios con tal fuerza que se consagró a su idea de la felicidad. Que no era otra que «ir con la ‘casina’ a cuestas, de pueblo en pueblo, dando a conocer a todos el Padre que tenemos», como ella decía.

María Isabel en Montecorto (Málaga),1923. A su lado, Leonor Werner, atrás Ana María, mujer del notario de Algodonales y Rosario Merencio

María Isabel González del Valle (sentada, a la derecha), en uno de los pueblos de Málaga, con sus compañeras.

Como seglar, María Isabel González del Valle se vinculó al proyecto del padre Arnaiz y a la encomienda que este impulsaba de evangelizar los pueblos más alejados de todo y de todos. Eso suponía llevar la escolarización, la atención a los enfermos y la doctrina cristiana a aldeas remotas, donde la pobreza era el denominador común. Empezó por la Sierra de Gibralgalia. Y ella, que había vivido una niñez, infancia y juventud de comodidades en la Quinta de Roel y otros palacetes en el corazón ovetense, pasó a vivir sin agua, ni luz, ni comodidad ninguna. Y fue la cofundadora de la Obra de las Doctrinas Rurales, una asociación que nunca tuvo muchas integrantes y aún hoy tiene a una decena de mujeres desarrollando sus proyectos de evangelizar por zonas donde no llegan los sacerdotes.

Y es ahora cuando esa entrega de María Isabel González del Valle podría ponerla en el lugar que ella no buscó nunca. El pasado mes de noviembre se celebraba en Málaga la apertura oficial de la causa de su canonización, en la que tan ilusionadas están sus sucesoras.

«El espíritu de la Obra sigue siendo el suyo y su ejemplo de entrega, de sacrificio, de desprendimiento, de fortaleza, de caridad y de alegría siempre nos inspira», dice la hermana Leticia Montero. Añade que a María Isabel también se la recuerda porque era «una mujer muy simpática, con un don de gentes grandísimo. Una mujer a la que el señor le tocó el corazón y ella lo dio todo por vivir como él».

El próximo 6 de junio se cumplirán 87 años de su fallecimiento y ese día verá la luz un «librito de sus pensamientos», al que seguirá meses después una biografía. Todos pasos firmes para dar a conocer su vida, su entrega y la causa de beatificación que persiguen todos los que saben cuánto y bueno hizo por las gentes de Andalucía y por la comunidad cristiana la Obra de las Doctrinas Rurales. Su causa puede seguirse en internet: mariaisabel.mdrurales.com

A. Rubiera – Artículo publicado en La Nueva España

María Isabel González del Valle, una vida que merece darse a conocer

Mª Isabel González del Valle, una vida que merece darse a conocer

El pasado mes de noviembre se abría oficialmente, en Málaga, el proceso de canonización de María Isabel González del Valle Sarandeses fundadora, junto con el beato padre Arnaiz, de la Obra de las Doctrinas Rurales. Esta institución, formada por seglares consagradas, no tiene casa propia, noviciado ni un lugar fijo de misión, sino que atiende temporalmente pueblos o barrios, según les soliciten, viviendo entre sus habitantes como uno más, ofreciendo catequesis a todas las edades e impartiendo clases y talleres gratuitos de todo tipo, desde informática hasta labores, inglés, mecanografía, alfabetización, español para inmigrantes o preparación para el carnet de conducir. La historia de María Isabel resulta especialmente llamativa, teniendo en cuenta el ambiente en el que nació y se crió, la fuerte llamada del Señor que recibió, y cómo finalmente encontró una salida para llevar a cabo ese carisma que ella veía tan claro, tan particular y desconocido hasta el momento, con la colaboración del padre Arnaiz. Desde Asturias hasta Málaga, donde actualmente está enterrada, su recuerdo resuena fuertemente entre las Misioneras de las Doctrinas Rurales, que desde hace unos meses, impulsan su causa de canonización, convencidas de que al igual que el beato P. Arnaiz es un santo, «también María Isabel lo es, y todo el mundo nos lo decía, y nos animaba a promover su causa», reconoce la Hna. Leticia Montero, Directora de las Misioneras de las Doctrinas Rurales. Su historia merece ser dada a conocer.

María Isabel González del Valle nació en Oviedo en julio de 1889, y era la duodécima hija de don Anselmo González del Valle, una ilustre figura de la Asturias de finales del siglo XIX, que contribuyó especialmente al desarrollo económico y cultural de la región asturiana. Para hacerse una idea, intervino en la fundación de la compañía de ferrocarril de Asturias, en la Sociedad Industrial de Santa Bárbara, en la fábrica de cerveza Águila Negra, y otras muchas iniciativas y luego en el ámbito cultural, hay que destacar que era un amante de la música, era su pasión, y fue uno de los principales promotores de la Escuela Provincial y Elemental de Música de Oviedo y también estuvo en el origen de la Sociedad Filarmónica.» María Isabel vivió su infancia y juventud en un ambiente muy rico y acaudalado –relata la Hna. Leticia Montero–. Nació en el Palacio de Velarde, actual Museo de Bellas Artes de Oviedo y fue bautizada en San Tirso El Real. Pero al mismo tiempo, sus padres eran personas muy piadosas, especialmente su madre. De hecho tuvo cuatro hermanas religiosas, dos Salesas y dos Reparadoras. Su casa comunicaba directamente con una tribuna de la iglesia de San Tirso, y ella estaba acostumbrada a visitar al Señor». «De manera de ser, como nos cuentan los que la conocieron –prosigue la Hna. Leticia–, nos dicen que era una chica muy agraciada, expresiva y alegre, con mucha inteligencia, con una grandeza de alma muy grande, y sobre todo era cabeza de grupo por aclamación tácita. Sus amigos de juventud la llamaban «la reina». Lo que ella disponía y la fiesta que ella organizaba y la salida que tenía en mente, todo eso se hacía y el resto estaba de acuerdo».

María Isabel González del Valle, en su juventud

Vivió en Oviedo hasta los 18 años. Su madre fallece cuando ella tenía tan solo 10, por lo que su educación estuvo encomendada a las religiosas salesas. De estos tiempos se recogen dos anécdotas muy particulares: «una de ellas, cuando todavía era muy pequeña, con tan solo siete años –explica la Directora de las Misioneras de las Doctrinas Rurales–. Ella misma cuenta que iba leyendo una biblia infantil, por un pradín de margaritas de su casa. Entonces leyó el «pasaje del joven rico» y se quedó tan impresionada que dijo: Señor, yo nunca seré rica. Claramente, era demasiado pequeña para darse cuenta de que ella ya era rica, y cuenta que sintió cómo el Señor le decía: Para eso te he escogido yo: para que un día lo dejes todo por mí. Y ella cuenta que, toda su vida, cuando recordaba ese momento, se sentía invadida por el Señor. Otro de los recuerdos que se tienen de esa época fue en un mes de mayo, estando en el colegio de La Salesas, una de las religiosas dice que tuvo como una visión que vio a una niña del colegio y detrás un grupo muy grande de personas que le seguían. Al darse la vuelta esa niña, la religiosa vio que se trataba de María Isabel. Al terminar ese acto, la religiosa reunió a todas y sin dirigirse a ninguna en concreto, les dijo que tenían que ser todas muy fieles a lo que el Señor le pidiera, porque ella creía que Dios tenía designios muy grandes para alguna de ellas.  Pasado el tiempo, a una de sus hermanas, esta religiosa le confesó que esa niña a la que había visto era María Isabel».

Con 18 años también fallece su padre, y María Isabel se va a vivir con uno de sus hermanos y más hermanas a Madrid. Deja Asturias definitivamente, aunque siempre mantuvo el contacto y llegó a venir alguna vez a ver a su familia. Fue una época donde, sin descuidar su fe, vivió de manera «frívola y divertida», donde todas sus preocupaciones consistían en pasear, ir al teatro y estar con la familia y los amigos. Sin embargo, en 1920 hace unos Ejercicios Espirituales con el padre Castro, «el primero que la va a encauzar», explica la Hna. Leticia, y en «esos Ejercicios, a los que acudió más bien por compromiso, porque le parecía que tenía que hacer algo más por el Señor, sale totalmente transformada. Dice que se había enamorado del Señor y su vida cambia totalmente. Todos los que la conocen se quedan muy sorprendidos porque, aunque sigue teniendo vida social, la recorta muchísimo y en cambio aumenta especialmente su vida de piedad. Ella siente una llamada especial, pero no a la vida religiosa. Algo que era difícil de encajar en aquel momento. El padre Castro intenta que vaya a distintas comunidades religiosas, pero no es su lugar, ella dice que el Señor quiere que vaya con mi casina a cuestas, dando a conocer a todos el Padre que tenemos».

Primera Doctrina, en Gibralgalia (Málaga)

Esa llamada fue satisfecha cuando conoce al padre Arnaiz, un sacerdote jesuita que dirige un grupo de chicos y chicas que colaboran en hospitales, en la cárcel, en barrios marginales etc. «El padre Arnaiz había ido a conocer la población de Pizarra (Málaga), donde había encontrado un asentamiento de casi mil personas viviendo en unas terribles condiciones de salud, de higiene, sin formación de ningún tipo, y a dos horas de la iglesia más cercana. El padre quería quedarse allí a vivir, pero sus colaboradores le decían que era una locura quedarse en ese lugar. Y dijo una frase que nunca llegó a olvidarse: Cuando Dios quiere una cosa, manda las personas y los medios. Y las personas y los medios los mandó con María Isabel, que se presentó a él, y al darle a conocer el P. Arnaiz aquel lugar, vio que era donde Dios la quería. Aquello suponía irse a vivir a una choza sin luz, sin agua, alejada de toda civilización. Y ahí nació la primera Doctrina, tal y como nosotros la llamamos. En la sierra de Gibralgalia, en Málaga, donde ella misma hizo levantar una iglesia, y donde ahora está enterrada».

En este siglo de vida de las Misioneras de las Doctrinas Rurales, han llegado a tener  280 Doctrinas y 500 misiones o lugares donde han permanecido un tiempo más breve trabajando en una misión popular o reforzando la labor que habían hecho en una Doctrina anterior.

Artículo publicado en Archidiócesis de Oviedo

Abierta la causa de canonización de María Isabel González del Valle con otra buena noticia

El acto de apertura de la causa de canonización de María Isabel González del Valle, fundadora de las Misioneras de las Doctrinas Rurales, tuvo lugar el 18 de noviembre en la iglesia del Sagrado Corazón, en Málaga, en la que reposan los restos del P. Arnaiz. En dicho acto, el Sr. Obispo, D. Jesús Catalá, hizo público que se ha aprobado el proceso de estudio del milagro con el que se pondría en marcha la canonización del beato P. Arnaiz.

En el templo donde reposan los restos de quien fue director espiritual de María Isabel González del Valle, y con quien fundara a las Misioneras de las Doctrinas Rurales, daba comienzo a las 11 de la mañana el acto apertura de la causa de canonización de la sierva de Dios, en su fase diocesana. 

 

Tras la invocación del Espíritu Santo y la lectura de un fragmento de la exhortación apostólica del papa Francisco Gaudete et Exsultate, la postulafora de la causa, la hermana Inmaculada Vila Morera, hizo una breve explicación de los motivos y la investigación que se ha llevado a cabo desde el comienzo hasta ese día; después el secretario general canciller, Francisco García Villalobos, leyó el «Nohil obstat» recibido de la Sagrada Congregación para la Causa de los Santos en el que se especifica que no hay ningún impedimento para que se introduzca esta causa.

 

Se constituyó el tribunal para esta causa y cada uno de sus miembros aceptó la misión encomendada y juró llevarla a cabo según la normativa de la Iglesia. El tribunal quedó constituido por Federico Cortés como juez delegado; Antonio Eloy Madueño como promotor de justicia; Francisco Antonio Cervantes como notario-actuario y la hermana Inmaculada Vila como postuladora de la causa de beatificación.

Terminado el juramento, la postuladora presentó al Sr. Obispo la lista de testigos que serán interrogados con el fin de investigar los hechos y la fama de santidad de María Isabel y el acto concluyó con la firma del acta de todo lo vivido y recogido esa mañana, por parte de todos los miembros del tribunal.

D. Jesús explicó a todos los participantes en el acto la importancia de lo vivido y animó al tribuna y a las Misioneras de las Doctrinas Rurales a seguir con seguir trabajando con entrega y esperanza, además de invitar a todos los presentes a celebrar juntos la Eucaristía tras concluir el acto jurídico.

 

En la Eucaristía, presidida por un numeroso grupo de sacerdotes entre los que se encontraba el párroco de Gibralgalia, Hermán Marcel Lunar, participó también el coro de los Heraldos del Evangelio, entre los que se encuentran algunos familiares de María Isabel González del Valle. 

En su homilía, el Sr. Obispo expresó que «siempre es bueno recordar las maravillas que el Señor ha hecho en María Isabel, en la obra de las Misioneras de las Doctrinas Rurales y en la persona y misión del beato P. Arnaiz» y agradeció a las hermanas su «entrega, personalidad, carisma misionero y tenacidad pues cuando comenzáis algo lo lleváis hasta el final».

Ante un templo repleto de fieles que se habían acercado a vivir en directo la apertura de la causa de canonización de María Isabel, D. Jesús Catalá hizo pública una noticia que acababa de recibir: «la aprobación del proceso de estudio de un milagro, sucedido en Zaragoza, con el que se seguiría adelante en la causa de canonización del beato P. Arnaiz. Ya ha sido estudiado por los médicos que no han encontrado explicación científica», a lo que los presentes respondieron con un sentido aplauso.

En la fiesta de la dedicación de las basílicas de San Pedro y San Pablo, el Sr. Obispo pidió de forma especial por el papa Francisco y por la Compañía de Jesús que había acogido el acto con mucho cariño; y también para que «el proceso que hoy se abre siga su curso y podamos celebrar, un día no muy lejano, la beatificación de María Isabel». 

Otros actos

Otros actos se han organizado con motivo de esta apertura: el viernes 17 de noviembre, a las 19.00 horas, en la iglesia de la Aurora y Divina Provindencia (Hermandad de Viñeros), tuvo lugar una conferencia sobre la vida y las virtudes de María Isabel, por Monseñor Alberto José González Chávez, biógrafo del P. Arnaiz; y el domingo 19 de noviembre, a las 11.00 horas, en la iglesia de Sierra de Gibralgalia se celebró la Santa Misa de Acción de Gracias y se visitó el sepulcro de María Isabel.

Desde Gibralgalia, su párroco, Hermán Marcel Lunar, explicaba en el programa EL ESPEJO DE COPE MÁLAGA, cómo se sentía la parroquia ante la noticia:

Artículo publicado en Diócesis Málaga

«Salvar almas como Tú las salvaste», conoce a María Isabel

Todo preparado en la diócesis española de Málaga para la apertura de la causa de canonización de la mujer que inició la Obra de las Doctrinas Rurales

Probablemente no la conozcas, pero estos días en Málaga, al sur de España, está sonando su nombre: María Isabel González del Valle Sarandeses. El 18 de noviembre de 2023 se abrirá su causa de beatificación.

¿Qué es lo que ha llevado a muchos a creer que esta mujer es santa? Su original estilo de vida, las huellas que dejó en los pueblitos que recorrió y su manera de entregarse al amar dan muchas pistas.

María Isabel nació en 1889 en Oviedo, en una familia muy numerosa, de clase alta, donde recibió una exquisita educación cristiana, y de joven vivió una época en Madrid.

Tenía muchas cualidades y una personalidad muy atractiva. Sus amigos llamaban «la reina» a esta urbanita a la que le encantaba la vida social. 

María Isabel
María Isabel posando en un viaje a Tierra Santa

Un cambio de vida

En unos ejercicios espirituales experimentó una fuerte conversión y decidió retirarse a Bélmez para buscar lo que Dios quería de ella. Así fue como en 1921 conoció en Málaga al jesuita Tiburcio Arnaiz, beatificado en 2018. Este sacerdote le propuso un original proyecto de evangelización en las montañas y zonas rurales.

Así que María Isabel se fue a vivir a una choza de la remota Sierra de Gibralgalia. Ella no era ninguna neorural entusiasta del senderismo y la quietud del campo. Su intención era evangelizar a las personas necesitadas que vivían allí. 

Se sentía llamada a irse «por esos pueblos de Dios, con su casina a cuestas, dando a conocer a todos, el Padre que tenemos», escribió.

Y así empezó la Obra de las Doctrinas Rurales, una asociación de seglares consagradas dedicadas a la evangelización y a la promoción cultural y social en zonas apartadas o marginales, a la que María Isabel lo entregó todo. 

«Salvar almas como Tú las salvaste»

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Clase de alfabetización en una Doctrina

Una frase, que forma parte de su consagración a Jesús, sintetiza su espiritualidad:

«Imprime con fuerza en mi corazón el deseo de salvar las almas como Tú las salvaste, con el sufrimiento, la humillación y el abandono de todos».

Ella, que había vivido en un palacio con servidumbre, deseó morir como Jesús. Y al llegar su hora, lo había dado todo para abrir escuelas y hacer apostolado. Y fue gracias a un donativo de los jesuitas que pudo pagarse el entierro.

La directora de las misioneras de la Obra de las Doctrinas Rurales, María Leticia Montero Granados, explicó a Aleteia que muchas personas aseguran haber recibido favores por intercesión de María Isabel, e invitó a pedirle ayuda para mejorar la salud, encontrar trabajo y cosechar frutos espirituales.

Patricia Navas – Artículo publicado el 06/11/23 en Aleteia

Málaga abrirá la causa de canonización de María Isabel González del Valle, evangelizadora rural

El 18 de noviembre la diócesis de Málaga abrirá solemnemente la causa de canonización de María Isabel González del Valle (1889-1937), fundadora de las Misioneras de las Doctrinas Rurales, que aún hoy realizan misiones de evangelización rural y atención a pobres y enfermos. La ceremonia tendrá lugar en la iglesia del Sagrado Corazón, en Málaga, donde reposan los restos del sacerdote jesuita y beato Tiburcio Arnaiz, que fue su director espiritual.

Hablar a todos de Dios Padre

María Isabel era de clase alta, asturiana, aunque vivía en Madrid cuando en abril de 1920, con unos 30 años, decidió, tras unos ejercicios ignacianos, dedicar su vida a Dios. Su intuición, la misión que creía que Dios le había encargado, era «ir con su casina a cuestas, diciendo a todos el Padre que tenemos».

Pensaba en ser misionera en países lejanos, quizá en las islas del Pacífico, cuando en Málaga conoció al padre Arnaiz, quien le habló de «una aldeílla cerca de Pizarra que es peor que el Japón», donde sus habitantes «viven como bichos», ignorantes de la fe. Así, en 1922 María Isabel González del Valle y otras compañeras subieron a la Sierra de Gibralgalia, en Málaga, fundaron una escuela y una capilla y así nacieron las Misioneras de las Doctrinas Rurales. «A mí lo que me pasa es que estoy enamorada del Señor», le dijo ella al sacerdote.

María Isabel en la época de su conversión, con unos 30 años

María Isabel, con amigos y parientes en Madrid, en la época de su conversión, con unos 30 años. Siempre tuvo fe, pero tras unos ejercicios ignacianos se convenció de entregarse a Dios.

La Obra de las Doctrinas Rurales nació como una asociación de seglares consagradas, dedicadas a la evangelización y a la promoción cultural y social en zonas apartadas o marginales donde era difícil contar con un sacerdote.

Ideas claras, volcada en grandes ideales

El padre Arnaiz se dio cuenta de la peculiar personalidad de liderazgo de María Isabel: «un carácter tan fuerte como dócil, de ideas muy claras y fijas pero sin dureza de juicio, totalmente despreocupada de sí y atenta sólo a los grandes ideales», detalla su postuladora, Inmaculada Vila Morera.

En Málaga muchos comentaron que aquella misión era una aventura extravagante y peligrosa. Cuando murió el padre Arnaiz, sintió soledad, y luego enfermedades y pruebas interiores, pero mantuvo su fe y vocación con firmeza. Su ejemplo mantuvo unidas y sirviendo a otras mujeres de la obra tras la muerte del beato Tiburcio.

Atender a Cristo y a los hombres

Su último director espiritual, el jesuita Juan Antonio Segarra, escribió de ella: «Se sabe y se siente esposa de Cristo, y comprende que toda la pena de Cristo, su Esposo, es por los hijos, y –uniéndose más estrechamente a Él– se preocupa de que esos hijos se acuerden de que son hijos y vivan como hijos y sean el consuelo de su Padre. No se niega nunca a cuidar de los hijos, ni se niega nunca a consolar al Esposo. Es fina y delicada en sus atenciones personales para con Cristo, pero no olvida que el amor de los amores del Corazón de Jesús son los hombres».

Ahora cobra fuerza esta causa de canonización con más actos en Málaga: el viernes 17 de noviembre, a las 19.00 horas, en la iglesia de la Aurora y Divina Providencia (Hermandad de Viñeros), tendrá lugar una conferencia sobre la vida y las virtudes de María Isabel, por Alberto José González Chávez, biógrafo del Padre Arnaiz; y el domingo 19 de noviembre, a las 11.00 horas, en la iglesia de Sierra de Gibralgalia se celebrará la Santa Misa de Acción de Gracias y se visitará el sepulcro de María Isabel.

Jesús M.C.

Artículo publicado en Religión en Libertad