Artículo del Boletín de las Misioneras nº36
“Esta frase fue pronunciada reiteradamente por muchas personas durante los meses de preparación a la beatificación del P. Tiburcio Arnaiz S.I. Cuando relatábamos la biografía del Padre y el comienzo de las Doctrinas Rurales por los pueblos más abandonados, hacíamos una breve reseña de la vida de su más fiel colaboradora, y cofundadora de la Obra de las Doctrinas Rurales, María Isabel González del Valle Sarandeses. Su conversión, su amor al Señor, su heroísmo en la entrega total y generosa a los más necesitados, hacían intuir que, detrás de esa figura sonriente y llena de paz, había una historia de amor al Señor nada común. Nosotras, al percibir esa admiración por parte de personas que nunca habían oído hablar de ella, sentíamos como un aldabonazo que nos empujaba a comenzar su proceso de beatificación.Leer más